Soy más de improvistos que de jugar con el destino. Tal vez vaya por la calle, sintiendo la música, pensando en esa conversación que cada día es distinta, pero sigue siendo especial. Comiendome cada valdosa con esos taconazos o con esos zapatitos de princesa. Quizás vaya con un ambiente de cuento de hadas, el mini vestido perfecto y el pelo suelto o simplemente con esos vaqueros rotos y ese moño despreocupado; pero de cualquier manera ese mundo sigue siendo a mi manera. Esos momentos que empiezan a planearse, en la pisci con un buen helado o esos momentos que los dos estamos pensando en pasar, pero solo en secreto. Ya nada ni nadie me va a parar. Aprendiendo, habrá gente a tu alrrededor a quien no le guste de que hablas o con quien pasas tu tiempo; pero todo es aprender. La vergÜenza me la estoy comiendo. Con ellas o con esas personas en paradero desconocido, a empezar a comerme el verano sin dejar un solo trocito.
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